02 Jun
02Jun

POR HERNÁNDEZ CASTILLO RIGOBERTO Y ESPARZA CHORA CRISTOFER ARMANDO

5.0 FORDISMO Y TAYLORISMO
5.1. FORDISMO


El término fordismo se refiere al modo de producción en cadena que llevó a la práctica Henry Ford; fabricante de coches de Estados Unidos. Este sistema que se desarrolló entre fines de la década del 30 y principios de los 70, supone una combinación de cadenas de montaje, maquinaria especializada, altos salarios y un número elevado de trabajadores en plantilla. Este modo de producción resulta rentable siempre que el producto pueda venderse a un precio bajo en una economía desarrollada.


El fordismo apareció en el siglo XX promoviendo la especialización, la transformación del esquema industrial y la reducción de costos. Esto último, a diferencia del taylorismo, se logró no a costa del trabajador sino que a través de una estrategia de expansión del mercado. La razón es que si hay mayor volumen de unidades (debido a la tecnología de ensamblaje) y su costo es reducido (por la razón tiempo/ejecución) habrá un excedente que superaría numéricamente a la élite, tradicional y única consumidora de tecnologías en la modernidad. Aparece un obrero especializado con un status mayor al proletariado de la industrialización y también surge la clase media del modelo norteamericano que se transformará en la cara visible del arquetipo del american way.


La idea de sumar la producción en cadena a la producción de mercancías no sólo significó las transformaciones sociales antes mencionadas sino también transformaciones culturales que podemos resumir en la idea de cultura de masas o más media. Como prototipo se puede hablar de la creación de automóviles en serie, luego esto giraría al aumento de las ciudades, autopistas y bienes como televisores, lavadoras, etc.


Esto se entiende a través de la expansión interclasista del consumo que deviene en nuevos estímulos y códigos culturales mediados por el capital. También hay que advertir que el modelo madura bajo esquema económico del keynesianismo (que lleva al Estado de bienestar) lo que promueve un protagonismo histórico de las clases subordinadas y el amarre del capital a consideraciones sociales y de clase. Influido todo esto por el ascenso de los socialismos reales y el miedo a su expansión global por parte del liberalismo capitalista.


5.1.1 DE LAS CARACTERISTICAS DEL FORDISMO


En resumen, podemos contar como elementos centrales del modelo fordista:

  • Organización del trabajo diferenciada (aumento de la división del trabajo)
  • Profundización del control de los tiempos productivos del obrero (vinculación tiempo/ejecución)
  • Reducción de costos y aumento de la circulación de la mercancía (expansión interclasista de mercado) e interés en el aumento del poder adquisitivo de los asalariados (clases subalternas a la élite)
  • Políticas de acuerdo entre obreros organizados (sindicato) y el capitalista
Henry Ford afirmaba que el capitalista no debe explotar al trabajador puesto que éste es también un consumidor potencial. Pero su “filosofía industrial” le generó entre los empresarios de su tiempo una gran antipatía por el “mal ejemplo” que proyectaba en las esferas industriales e incluso le valió en 1916 la acusación de “anarquista” por parte del “Chicago Tribune”. La era fordista creó una clase trabajadora homogénea y masiva, no obstante lo cual sus métodos de producción contribuyeron a formar una teoría -e, incluso, un modo de vida- caracterizada por la transformación en “mercancía” de todos los elementos y valores de la vida social.

5.1.2 DE SU IMPACTO EN EL MUNDO Y SU CRISIS


El keynesianismo dirigió al fordismo hacia acuerdos sociales que permitieran un mayor nivel en la calidad de vida en la población históricamente diezmada y esclavizada. Sin embargo, los trabajadores no agrupados siguieron estando fuertemente excluidos, sobre todo en los países subdesarrollados. En América Latina este proceso se conoció como I.S.I. (Industrialización por sustitución de importaciones) y fue el proyecto industrial que intentó el subcontinente para lograr despegar de su condición periférica.

Los países que lograron desarrollar con relativo éxito este proceso fueron Argentina, Colombia, Chile, México y Uruguay. Cuando el sistema económico keynesiano y el sistema productivo fordista dan cuenta de un agotamiento estructural en los años 70, las miradas en la producción industrial comienzan a girar al modelo japonés (toyotismo); modelo que permitió llevar a la industria japonesa del subdesarrollo a la categoría de potencia mundial en sólo décadas.

La crisis mundial del mercado del petróleo en 1973 advierte la caída del modelo de bienestar (o keynesiano en otras regiones más liberales) lo que se hará mundialmente efectivo ocho años después con el proyecto neoliberal global impulsado por Estados Unidos e Inglaterra a principios de la década de los 80.


La primera y la más evidente razón de la crisis apareció por el “lado de la demanda”. La competitividad se igualó entre Estados Unidos, Europa y Japón. La búsqueda de economías de escala indujo a una internacionalización de procesos productivos y de mercados entre países desarrollados. El aumento del precio de las materias primas importadas del sur (en particular el petróleo) fomentó la competencia en las exportaciones al principio de los años setenta. En fin, las empresas de los países fordistas buscaron cada vez más evadir las reglas salariales, subcontratando la producción en países no fordistas, “socialistas” o en vías de desarrollo. La regulación del crecimiento de mercados interiores, a través de la política salarial, quedaba comprometida por la necesidad de equilibrar el comercio exterior.


Estos problemas del “lado de la oferta” quedan sujetos a dos interpretaciones. La primera considera el aumento del precio relativo del trabajo como resultado del largo boom de la Época de Oro; este análisis se convirtió en la explicación oficial a finales de los años setenta. Las utilidades eran muy bajas porque los trabajadores estaban bien organizados, como también porque las reglas del juego eran “rígidas”. Las políticas de “flexibilidad liberal” fueron puestas en marcha por los gobiernos del Reino Unido, primero; luego, por el de Estados Unidos y, finalmente, por bastantes países de la OCDE. El repudio de los viejos compromisos sociales encendió diversos grados de amplitud y afectó a diferentes frentes: desde las reglas de aumentos salariales hasta la importancia de la cobertura social; desde la liberalización de los despidos hasta la proliferación de empleos precarios.


Pero la experiencia de los años ochenta no giró a favor de las tentativas más consecuentes de la flexibilización: Estados Unidos, Reino Unido, Francia. Por el contrario, estos países padecieron la desindustrialización y la profundización del déficit de su balanza comercial en bienes manufacturados. A finales de los ochenta, los vencedores de la competencia (Japón y Alemania Oriental) parecían estar caracterizados por “otra” solución a la crisis de la oferta.


Las dos doctrinas de salida a la crisis de la oferta pueden ser consideradas como ejes de escape con respecto a dos características de las relaciones profesionales fordistas: por una parte, a la rigidez del contrato de trabajo; por otra, al taylorismo como forma de control directo de los directivos sobre las actividades de los trabajadores


La regionalización del comercio internacional, esto, por supuesto, para poner en perspectiva, apunta a separar el comercio “intra-bloque” y el comercio “inter-bloques”; depende, evidentemente, de la delimitación escogida por los bloques y del tamaño de los países. Salta entonces a la vista que Europa está muy integrada, Asia netamente menos y América todavía menos. Sobre todo, la parte de comercio intra-europeo e intra-asiático no deja de crecer, mientras que el comercio intra-regional de América del Norte decrece y el de América Latina se estanca.
El principal mercado mundial, en población y en riqueza, es Europa Occidental; además, es un gran polo mundial estacionario desde el comienzo de la crisis, y el único polo capitalista desarrollado en donde el desempleo sigue elevado a pesar del estancamiento demográfico. Esta paradoja no está ligada en absoluto a una incapacidad de innovación técnica y social como se manifiesta en los países escandinavos y en el “Arco Alpino” (el sur de Alemania, Austria, el norte de Italia y Suiza), los cuales se orientan hacia la implicación negociada. Un vistazo a las cifras indica claramente el problema fundamental: en los años ochenta solamente se escapan del estancamiento y el desempleo Noruega, Suecia, Austria y Suiza, es decir, los países no pertenecientes a la Comunidad Europea (CE). Tal es precisamente el fenómeno inquietante que explicaremos: el estancamiento específico de la CE, llamada a absorber al conjunto de toda Europa.



5.1.3 EL POSTFORDISMO


El Post-Fordismo es el sistema de producción que encontramos en la mayoría de los países industrializados actualmente. Se diferencia del fordismo, sistema de producción usado en las plantas automotrices de Henry Ford, en que en estos los trabajadores se encontraban en una estructura de producción en línea, y realizaban tareas repetitivas especializadas.

El Post-Fordismo se caracteriza por los siguientes atributos:

  • Nuevas tecnologías de información
  • Énfasis en los tipos de consumidor, en contraste con el previo énfasis en las clases sociales.
  • Surgimiento de los servicios y trabajadores de ‘cuello blanco’.
  • La feminización de la fuerza de trabajo.
  • La globalización de los mercados financieros

5.1.4 DE SU PASO POR MÉXICO


El modelo fordista, llamado I.S.I. (Industrialización por sustitución de importaciones), llego en los años 1920 con finalidad de despegar la condición periférica del país. Al mismo tiempo se establecieron las bases del modelo económico de la revolución mexicana que procuro la consolidación de la propiedad privada y la implementación del fordismo.


En octubre de 1929, los Estados Unidos conocieron una crisis que tenia efecto en la economía mundial. El país conoció entonces un aumento en los precios y sobre todo en el sector minería que precipito la economía del país en la crisis.


Una segunda crisis en los años 1980 amenazo la economía del país, pero el modelo fordista permitió a la vez, aumentar la oferta como la demanda gracias a sus precios bajos y aumento a los salarios, lo que permitió a fin de cuenta a México de sobrevivir a esta crisis.


La industria automotriz  es un buen ejemplo de la implantación del fordismo en México. En efecto, el modelo no era presente de manera homogénea en el país, sin embargo algunas empresas lograron su mantenimiento.


La nación mexicana es un proveedor importante de productos primarios para la industria norteamericana, y la expansión de esta economía arrastra al país a una fase de crecimiento sostenido muy significativo. El milagro mexicano, inscrito en el milagro latinoamericano, es efecto necesario del milagro americano de la segunda guerra mundial, la postguerra y la reconstrucción y de la maduración del fordismo. Por ello, el capitalismo mexicano es un eslabón más del engranaje del capitalismo imperialista encabezado por los Estados Unidos de América e Inglaterra.


Al parecer el milagro mexicano presenta su término, la crisis del fordismo de 1971 – 1973 recrudecen la situación del trabajo en el país. Ya no hay más tierras que repartir, y las ciudades no pueden brindar las oportunidades que demandan grandes contingentes de población campesina continuamente arribada a la ciudad. El desarrollo urbano de hecho se presenta caótico y desordenado.


Aunque algunas empresas lograron seguir con el modelo fordista, muchas lo abandonaron o quebraron. Las empresas que quedaron tenían que adaptarse muy rápido y así cambiaron su modelo de trabajo pasando del fordismo al taylorismo.


La economía mexicana perdió muy rápido su eficiencia y se anexo al desarrollo global que se noto en muchos países del mundo a principios de los años 1980.


El modelo fordista fue un real apoyo al desarrollo de la economía mexicana durante casi 50 años. El contexto de los años 1980 hasta hoy en día obligo a las empresas a adaptarse y cambiar de modelo para evitar quebrar.


Sin embargo, el modelo fordista se aplica todavía en algunos sectores como el automotriz donde el trabajo en cadena es mucho más fácil de aplicar.

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https://youtu.be/TSylyuBmiA8    -El fordismo

5.2 TAYLORISMO


El taylorismo, o administración científica del trabajo, tiene su origen a principios del siglo XX y se circunscribe dentro de las escuelas de pensamiento clásico cuyos principios se orientan, básicamente, a la mejora de la eficiencia de los procesos internos de la organización. El taylorismo o administración científica del trabajo, tiene su origen a principios del siglo XX y se circunscribe dentro de las escuelas de pensamiento clásico. Estas escuelas se caracterizan por una serie de principios semejantes para todas ellas y que se orientan, básicamente, a la mejora de la eficiencia de los procesos internos de la organización.

Las características del entorno a principios del XX reporta, como ventaja al productor, la existencia de una elevada demanda insatisfecha, por lo que la totalidad de las producciones tenían garantizada su venta. Ante esta perspectiva, donde el mercado consume todo lo que se ofrece, la empresa no tiene necesidad de evaluar las necesidades del mercado ni de adecuar sus productos a las necesidades del consumidor, por lo que el aspecto externo de la empresa pierde relevancia con respecto al ámbito interno. Esta circunstancia hace que los esfuerzos de las direcciones de la empresa se centren en maximizar sus capacidades productivas internas con la intención de obtener el mayor beneficio posible, adquiriendo la empresa la cualidad de sistema cerrado.

Esta percepción de los autores clásicos, entre ellos Taylor, y la orientación hacia el ámbito interno, obliga necesariamente a un diseño organizativo tendente a maximizar las capacidades productivas con la intención de obtener el mejor resultado posible, diseñando estructuras muy formalizadas en su comportamiento, el establecimiento de objetivos específicos y concretos, además de la introducción de la simplificación de los puestos de trabajo, con la intención de que cuanto más sencillas fueran las tareas a realizar en cada puesto, por efecto de la repetición, se pudiesen producir un mayor número de ellas por unidad de tiempo, maximizando las capacidades de la mano de obra. Además de las ventajas que suponía la eliminación del conocimiento experto del operario, al transformar un puesto de trabajo cualificado en un elevado número de puestos de trabajo sencillos, que permitían una fácil sustitución de la mano de obra y el traslado del conocimiento experto de la base productora a la alta dirección y la eliminación de un posible conflicto reivindicativo por parte del trabajador cualificado, que deja de tener relevancia en este planteamiento clásico.

El establecimiento de objetivos atiende necesariamente a criterios de carácter técnico (capacidad productiva) o funcional (interrelaciones entre procesos productivos), de manera que se obtenga la mayor producción posible al coste más bajo.


5.2.1 DE SUS CARACTERISTICAS


Sus principales características son las que se analizan a continuación:

  • Enfoque de taller: Taylor, por su formación en ingeniería y por su trabajo como responsable de áreas de producción, desarrolla su planteamiento exclusivamente en el departamento de producción, que, considerando los aspectos que definen la situación del entorno en ese momento, como ya se ha descrito, considera que la parte más importante de la organización era el área de producción y en ella centra sus aplicaciones, en los talleres donde se producen los bienes.
  • Concepción mecanicista de la mano de obra: Considera que el factor humano de la empresa es una parte más del proceso, por lo que asimila su funcionamiento al de una máquina más, por lo que debe buscar la forma de que esta actúe de esa manera, desarrollando los procesos de simplificación de las tareas generando movimientos repetitivos en el trabajador que faciliten su comportamiento mecánico.
  • Desarrollo de las técnicas de métodos y tiempos: La necesaria simplificación del puesto precisa de técnicas que permitan definir múltiples puestos de trabajo a partir de las labores complejas que realiza un operario cualificado, de manera que se deben analizar las diferentes partes de trabajo que conlleva la realización de un producto, con la intención de hacer particiones de los procesos y poder asignarlo a operarios diferentes. Pero, además de los métodos para descomponer el trabajo en partes más sencillas, debe analizar cómo llevar a cabo cada una de estas partes de trabajo para que los movimientos resulten lo más ergonómicos posible, con la intención de evitar fatigas o posturas poco eficientes, facilitando la producción de un mayor número de piezas. Además de descomponer el trabajo en partes más sencillas y determinar cómo hacerlo de la mejor manera posible, introduce la cronometración, con la intención de marcar un ritmo de trabajo y la estimación de la capacidad productiva de cada puesto de trabajo. Este estudio de tiempos aplicado a cada trabajador garantiza la productividad interna y la obligación del trabajador de la consecución de un determinado número de piezas para la obtención de un salario suficiente y el mantenimiento de su puesto de trabajo.
  • División y especialización de la mano de obra: La aplicación de los sistemas de métodos y tiempos da lugar a un proceso de división de los trabajos en partes del mismo y la generación de especialización de la mano de obra sobre una tarea concreta del proceso productivo, dando lugar a estructuras organizativas más verticales, ya que, a medida que los trabajos se van dividiendo y especializando, se va generando la necesidad de introducir puestos de control para la supervisión de los trabajos simplificados, produciéndose una delimitación clara de autoridad y responsabilidad como consecuencia de la jerarquía que se va produciendo con este proceso.
  • Estructura formal: Los procesos anteriores precisan el desarrollo de una estructura organizativa exenta de eventualidades e improvisación, por lo que se conforma un organigrama de funcionamiento que delimita las responsabilidades y las dependencias entre los diferentes niveles organizativos.
  • Motivación extrínseca de la mano de obra: La necesidad de obtener constantemente mejoras de productividad obliga a introducir incentivos cuantitativos, es decir, la superación del número “normal” de piezas establecido para el puesto de trabajo supone un incremento salarial, ya sea por el número de piezas generadas de más como por el incremento porcentual de la productividad del puesto. Esta motivación supone una transformación de los sistemas salariales, pasando de salarios fijos a salarios variables en función de la producción o la productividad, de manera que cuanto mayor es la parte variable del salario mayor será la productividad de la mano de obra.
  • Separación entre planificación y ejecución: Los apartados anteriores evidencian la existencia de una dirección, que es la que planifica qué es lo que se debe hacer y establece niveles organizativos inferiores orientados a la consecución de los objetivos mediante la ejecución de las órdenes derivadas de la planificación. A pesar de esta separación y con el fin de obtener cada vez mejoras en la eficiencia, se precisa de cooperación entre niveles, con la intención de generar conocimiento que genere más eficiencia interna, además de procesos de aprendizaje y entrenamiento del obrero para obtener sus máximas potencialidades.

5.2.2 DE LA VIGENCIA DE LA TEORIA


La consideración de esta teoría como algo del pasado no es del todo cierta. Las técnicas de métodos y tiempos siguen teniendo su vigencia actualmente, como instrumento necesario para poder evaluar la cantidad de trabajo que se debe hacer para que un puesto de trabajo reporte valor añadido al producto o servicio que presta la empresa en la que trabaja. 


Las técnicas de métodos se aplican para la mejora de la ergonomía actualmente, como técnica orientada a velar por la salud y la higiene en el trabajo. El planteamiento taylorista sigue vigente parcialmente en múltiples sectores de actividad, no solo de economías del tercer mundo, sino también del primero, en aquellas actividades intensivas de mano de obra para la elaboración de productos o servicios no diferenciados.


Pero a pesar de todos los contradictores, fallas e inconvenientes que se le han encontrado y endilgado; el aporte de Frederick Winslow Taylor sigue vigente, incluso más de lo que podemos suponer. Aspectos como el análisis del trabajo y estudio de los tiempos y movimientos, estudio de la fatiga humana, división del trabajo y especialización del obrero, diseño de cargos y tareas, incentivos salariales por producción, condiciones ambientales de trabajo, estandarización de métodos y máquinas y la supervisión funcional, siguen aplicándose en las organizaciones, aunque con otros nombres y aditamentos, dependiendo de la moda gerencial.

5.2.3 EL TAYLORISMO EN EL MUNDO


El Taylorismo sigue vigente en las diferentes partes del mundo, aunque de forma muchas veces híbrida o mezclada (Antunes, 2001). La revolución de la productividad del trabajo de principios de siglo en los Estados Unidos y posteriormente en Europa y otras latitudes como Asia ha tenido como símbolo al taylorismo con repercusiones que incluso aún se manifiestan. 


Todas estas transformaciones lo que han hecho es crear un nuevo modelo de relaciones sociales basado en la automatización flexible, articulando la tecnología y la desregulación del trabajo para convertirlo en maleable y polivalente.


Las tareas se realizan en equipo pero conviviendo con el trabajo taylorizado resultante de los procesos de racionalización, buscando ser cada día más competitivos para poder sobrevivir a la globalización de la economía, aplicando economías de escala, mejoramiento de los procesos, capacitación de los trabajadores, diseño de nuevas herramientas, salario a destajo y todo lo que conlleve a disminuir costos, a la eficacia y eficiencia, efectividad y al fortalecimiento de las ventajas competitivas. Todo esto promulgado en los principios de Taylor.


5.2.4 DE SU PRESENCIA EN MÉXICO


La industria del calzado en México es una de las más dinámicas del país. De hecho, históricamente por su capacidad para producir habría logrado establecerse como una de las diez principales productoras a nivel mundial. A pesar de esto, hoy esta industria se encuentra en condiciones de bajo desarrollo y competitividad con respecto a otros países, vive una coyuntura estratégica, por las decisiones de comercio internacional que permiten comercializar sin aranceles productos asiáticos, en una competencia aparentemente desleal. 


De ahí la relevancia de identificar el modelo de gestión de dichas empresas, pues esto permitirá proponer estrategias de competitividad que abonen al desarrollo de las mismas; pues pareciera que el modelo taylorista sigue transitando en dichas empresas. Modelos de gestión cuya piedra angular únicamente son el incremento de productividad y la búsqueda de eficiencia, dejando a un lado el desarrollo humano de las personas que en ella intervienen.


Para el éxito de la industria mexicana ha sido esencial la cercanía y el apoyo que tiene con el gobierno del país y la asociación con las cámaras que son actores principales para la promoción y desarrollo de la industria mediante la organización de las ferias y eventos.


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https://www.gestiopolis.com/frederick-winslow-taylor-y-sus-aportes-a-la-administracion/

PARA COMPRENDER MEJOR, TE RECOMENDAMOS OBSERVAR LOS SIGUIENTES VIDEOS:


https://www.youtube.com/watch?v=-J5xIXkcd28    -Taylorismo: Organización científica del trabajo
https://youtu.be/9pGbmdHxGdQ   -Taylorismo Sistemas de Manufactura
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